Las personas que tenían a Santiago de frente no tenían el valor de advertirle. Estas personas pudieron evitar que Santiago muriera, pero no hicieron nada para evitarlo. La vida real es así, muchas veces callamos por temor u otros motivos. Los seres humanos debemos aprender que cuando hay una vida en peligro, no hay excusa que valga para que una persona calle. Lamentablemente a veces decimos las cosas, pero muy tarde. Mi consejo es decir lo que ocurre antes de que tengamos que lamentar.
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